martes, 22 de diciembre de 2009

Un tropezón...

No me considero la mejor amiga del dolor, pero a veces creo que es necesario. Quizá es porque vivo en constante neutralidad y al no ponerle emoción a las cosas, éstas pierden una mínima ilusión a la felicidad. Entonces caigo en el dolor, con la intención de sentir algo, por mas malo que sea, pero que me haga sentir viva. Suena contradictorio, debería sentirme muerta. Pero afortunadamente, no lo estoy, y me siento bien. Es sólo por un momento, y qué momento. Es sentirme como la dueña del mundo, en la contra del todo, en mi ritmo, en mi propia locura. Un poco de mal, después morfina para aliviar ese dolor... y así seguir adelante.

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