domingo, 18 de octubre de 2009

Crónica de un día laboral

Después de un día laboral largo y energético, me tomé un tiempito para desconectarme. En mi audio: música tranqui; en mis adentros: relajándome y dejando de lado a la persona hiperactiva que fui ese día. Qué bien que la pasé!
La cosa es así, empecé a laburar en un local de un Shopping con un montón de pibes para la parte de empaque por la semana del día de la madre. Somos los de remera verde; nos tienen de un lado para el otro, reponiendo mercadería, empaquetando los regalos, la gente re buena onda asique me divierto bastante.
Sábado, día anterior a la tan esperado día de la madre, el local era un caos, había mucha gente, hasta nos mandaron a los chicos de mantenimiento para que nos ayuden (éstos muy amorosos por cierto) y necesitaban mas gente para que se queden a la tarde. Me preguntaron si estaba interesada. En mi cabeza hice esta deducción: horas extra + doble pago = mucha plata. Opté obviamente... por quedarme junto con otros compañeros mas, descartando el hecho de llegar muerta a casa. Tipo 2 salí a almorzar y a eso de las 2:30 volví. (Como somos muchos los que estamos laburando los horarios de almuerzo siempre van variando, por ende nunca se sabe con quien podes llegar a almorzar, por eso cuando salgo y no se con quien sentarme busco a alguno con remera verde y listo) .
Alrededor de las 3 llama mi jefa a la caja donde estaba y me dice que me acerque con una de mis compañeras a la oficina de nuestro sector. Me imaginé que nos iban a dar bolsas de regalo para reponer o algo por el estilo. Para qué!! Entramos a la oficina y nuestra jefa nos da una bolsita feliz. Era una bolsa de Mac Donal's con un BigMac una Coca y unas Papas Fritas. Mi cara de alegría en ese momento, fue salir de la oficina a disfrutar de ese riquísimo almuerzo. Ahí nos encontramos con otros compañeros que les había pasado lo mismo, ahi compartimos una charla a base de anéctodas laborales. (Estoy con personas con historias distintas, que se vienen de lugares lejísimos para laburar, y ver cómo le ponen empeño a eso, me abre mucho la cabeza. También el hecho de tener con quien compartir esas aneéctodas laborales como decía, me hace sentir acompañada en una buena parte). Después de esa buena dosis de energía, volvimos a la tarea de empacar. Que no es tan complicado, puedo traer al presente a Henry Ford y recordar su cadena de montaje; y es así de la forma que se realiza bien el trabajo, en equipo y cada uno aportando un poquito. Pero en vez de ese término usábamos otro que nos identificaba, éramos las Chicas Express. Una sacaba las alamas, otra sacaba el precio, otra hacía los moños, otra preparaba las bolsitas. Y así seguí hasta las 9 de la noche dónde me tomé el último descanso, ahí me encontré con los chicos con los que había almorzado la bolsita feliz, me había quedado medio Big Mac, algunas papas fritas y me compré una Coca que mi estómago reclamaba. De haber estado encerrada en ese lugar, salir y ver que era de noche parecía muy raro, fue sentir el viento fresco y descansar un poco, qué satisfacción!
Se hicieron las 23 era mi hora de partir. Me fui re tranqui a esperar el bondi para ir a casita. En la parada me quedé hablando con unos flacos muy buena onda, esas charlas repentinas y muy divertidas (sobre todo cuando te estás pegando un embole terrible). Al toque veo un auto parecido al de mis viejos, definitavemente, era mi viejo que me venía a buscar. Llegué a casa me pegué una buena relajante ducha, me acosté en la cama, cerré los ojos, me dormí.

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