domingo, 28 de marzo de 2010

A través de mi persiana americana

¿Qué es? No es cansancio, aunque cansa y a la vez es fortificante. Y no estoy hablando precisamente de eso. (Je)

Hoy, después de tanto tiempo me puse a emprolijar mi cuarto: a limpiar la pobre pared que estaba llena de humedad, y a lijar los postigos, que inconscientemente me pedían un cambio de imagen. Sí, me pudieron.
Me puse la ropa ''bien crota'', como diría mi vieja y acompañada de unos ricos mates y de música radial, comencé a realizar mi objetivo. Mis manos iban, venían, lija tras lija, mis pies se dejabán llevar por la melodía, mis ojos fijaban la madera, mi mente, se esfumaba entre el canto rodado.
Después de repetirse muchas veces los sucesos anteriores, y darme cuenta que necesitaba descansar, le di fin a la jornada de la tarde. Ya un poco agotada.

Me encanta sentir la satisfacción de saber que estuve haciendo algo productivo en el día. Además me ayuda a meditar, a canalizar mis emociones. Es como una prueba que me pongo a mi misma, ver si soy capaz de cumplir mi objetivo y no dejarlo a medio hacer. Ver las persianas bien lindas, ver que puedo hacer las cosas bien, ver que puedo, ver que tengo voluntad. Lo se, me pongo un poco sentimental a veces...

No hay comentarios: