martes, 20 de abril de 2010

Aquella noche austral

Hace mucho que no la pasaba tan bien en mi cumpleaños. Y eso que ni me imaginé que iba a llegar a estar tan feliz.

Ya había dejado la casa lista para que la gente viniera a eso de las 11. Eran las 12:30 y estaba un poco triste, nadie había llegado todavía. Agarré la guitarra y me puse a improvisar mientras esperaba. En eso suena el timbre, era Mili, me quedé hablando con ella hasta que sonó mi teléfono: eran los chicos del ISER que estaban en la puerta de casa. Nuevamente sonó el timbre, habían llegado los chicos del colegio. Ya me sentía acompañada.
Nos quedamos en casa, tomando unos tragos, hablando de la vida, poniéndonos al día, grabando videos, entre risas y flashes. Como no tenía ganas de quedarme en casa, y quería alargar la noche, propuse salir a Plaza Serrano, es un lugar que me encanta. Dado que la cumplañera siempre decide, todos me hicieron caso. Nos fuimos en auto para Palermo, asi todos como contentos. Pudimos entrar lo mas bien a un bar, improvisamos pasos, amanecian risas la estabamos pasando muy bien. Después en bondi a casa. La noche se estaba escondiendo. Llegué a casa y sentí una satisfacción muy plena. Estaba feliz.

Al fin y al cabo no se trataba de números, eramos poquitos y lo disfrutamos muy bien. Hace mucho que no me sentía tan querida, hace mucho que no recordaba a esa Tere que le gusta salir a bailar, que le pone la mejor onda a la noche, la que ríe, la tierna persona que a veces se muestra a la luz. Esa felicidad que uno siente cuando, después de varias dudas, idas y vueltas, se siente en el camino correcto, con la gente correcta. Aprovecho para tomarlo como un impulso para seguir adelante con mi vida, para tener una nueva raiz de donde sostenerme.

Me puse sentimental...

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